Ahora que ha terminado el colegio y muchos ya habéis tomado rumbo a ver a los abuelos a los pueblos con los niños, me está entrando mucha envidia. Es así. En esta época los primeros en salir de las ciudades nos dais mucha envidia al resto. Sí, para los demás también llegará pero se hace larga la espera. Ahora mismo empezaba yo a preparar las maletas para irme unos días a una villa en La Toscana. Cómo que no me importaría. Reconozco que es uno de los destinos que más ansío por estas fechas.
Claro está que viendo lo preciosas que quedan algunas casas de campo tras su rehabilitaciones, más aún. Decidme que no, pero las casas de piedra tienen un encanto especial, un calor de hogar inigualable. En verano es cuando más se agradece el frescor de esos muros y las veladas en las puertas de estas villas a la fresca debajo de una buena parra. Siempre suelen tener un gran árbol en la puerta que es testigo de todo lo que ha ido aconteciendo en la vivienda durante tanto tiempo. Son casas para estar en familia, para desconectar de todo y como uno se descuide para quedarse a vivir todo el año.
Que sí, que el mediterráneo tiene algo especial. Da igual si el la costa o el interior. Su luz, sus casas o la gastronomía marcan un modo de vida apetecible y saludable. No me extraña que en todo el mundo se quiera vivir como aquí. En nuestro país también tenemos lugares así de bonitos pero Italia, tiene un encanto que seduce. La romántica Toscana con sus campos de lavanda y sus casas de piedra. Por eso hoy os quería dejar esta casa rehabilitada aquí, para que veáis otro precioso resultado de lo que se puede hacer en una casa de campo.
Hola! Cuando veo blogs de maquillaje y me crean ansias de comprar los productos es una faena, pero este post me crea ansias de comprar esta casa tal y como está y allí donde está…. jajajaja. Me lo apuntaré en mi lista de cosas por hacer!