Son muchas las casas de estilo nórdico que vemos a diario, pero no todas tienen ese encanto tan especial como la que vais ver hoy. Normalmente es un estilo que se define por su simplicidad, por estar bañado en el color blanco y aunque esto sea algo que se repite, el toque personal de sus habitantes es lo que va a marcar la diferencia. En esta casa, he encontrado uno de los nórdicos más dulces, personales y bonitos que he visto en los últimos tiempos. Su sencillez lo dice todo y es perfectamente aplicable a cualquier vivienda que queráis decorar sin complicaciones y sin mucho presupuesto.
Como en muchas otras ocasiones, los muebles son los justos pero llenos de personalidad. Lo mismo ocurre con los objetos personales y los detalles decorativos. Con la fiebre de los muebles en madera natural que hay últimamente es algo que no podía faltar igual que los tejidos de lino o los colores empolvados. Esto último es una de las cosas que la hacen tan acogedora, los colores que se han ido aplicando por toda la casa para acompañar al más recurrido blanco. Al final lo que queda es un contenido llamativo por su simplicidad.
El conjunto a simple vista atrae porque indiscutiblemente es muy armonioso, pero si lo que queréis es trasladarlo a vuestra casa, tenéis que fijaros bien en cada elemento, en cada detalle. Os digo esto porque cuando empezamos a ver el desglose de componentes, puede que nos nos digan demasiado por separado dado a su sencillez. El caso es que hay que ver el resultado final, el conjunto y el ambiente que se consigue con un juego de colores y texturas tan sencillo. Es una decoración ideal para una casa en la que queremos que se respire desenfado y comodidad. Ya veréis como es bonito de verdad.
De los nórdicos más bonitos
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