Mientras la mayoría ya no sabéis lo que es el despertador, aquí una sigue al pie del cañón. No veo el momento de estar todo el día en bañador con los pies cubiertos de arena y comer a la orilla del mar, por ejemplo, un martes. Cuando se pueden hacer estas cosas es que ese está de vacaciones. Bueno, ni qué decir de la despreocupación que le entra a uno por la noche. Ya no hay que mirar el reloj para irse a dormir temprano y descansar como mínimo las horas recomendadas. Cada vez que veo una casa de verano como la de hoy, se me viene todo esto de golpe a la cabeza.
Este año está siendo extraño. A estas alturas ha sido imposible salir corriendo con la maleta a cuestas. No me voy a quejar porque el motivo no es otro que la dichosa agenda pero ya apetece de verdad. Cada vez que cojo un tren para ir a visitar una obra y veo a la gente cargada de maletas mientras yo voy hecha una esclava de móvil, procuro pensar en otra cosa. La primera parte del año ha sido potente. Lo mejor de todo es que ya se empiezan a ver los frutos de tanto trabajo y la cosa se compensa.
El caso es que me muero de envidia. Ver vuestras preciosas fotos de todos esos lugares en los que estáis pasando estos días, en fin. Y ya que estoy por aquí, aprovecho y voy dejando lo que más me gusta de lo que me encuentro para que no echéis de menos la decoración. Seguro que cuando estáis tomando el sol, o con una cervecita en las manos, cogéis el teléfono y aprovecháis un ratito para poneros al día. Si estuviera en vuestro lugar también lo haría porque son esos momentos son en los que las cosas se saborean mucho mejor. Así es que os dejo en esta preciosa casa que espero os guste.