Cada día me sumerjo en mis archivos en busca de algo interesante que dejar por aquí. Es así como algunos días caigo en la cuenta de la increíble diversidad de estilos que hay por el mundo. El clima, la cultura, la luz o las costumbres son factores importantísimos. Las casas hablan de la gente de una zona, de su forma de vivir. Cosa totalmente natural porque el entorno y la manera en la que ganarse el sustento es lo que principalmente condiciona. No tiene nada que ver la mansión de ayer en La Toscana que por ejemplo una casa brasileña como la que vamos a ver hoy.
Con esto no vengo a descubrir América pero hace que le encontremos sentido, por ejemplo, a la decoración dos casas situadas en continentes lejanos. Los nórdicos quieren que en sus casas reine la luz y la buscan instalando el blanco por doquier. En cambio en las zonas más cálidas buscamos, porque nos apasiona, el color. En el mediterráneo nos gustan las buganvillas, la madera pintada o la cerámica de colores intensos. No lo podemos evitar pero el clima acompaña, da alegría y eso se refleja en la decoración de nuestras casas.

Que estás cerca del trópico, se notará en tus jardines. Que estás cerca de alguna isla mediterránea, no te faltará una sombra debajo del cañizo. Es así como el clima condiciona la decoración de nuestras casas y se verá reflejado en nuestro estado de ánimo. Así es que ya sabéis, si no queréis caer en el aburrimiento poner color y muchas plantas en casa. Es divertido, desenfadado y conseguiréis unos ambientes muy personales. De esos que siempre digo tienen que contar nuestra historia. Bueno… sin tenerlo previsto me ha salido una «especie» de reflexión que mira, no está mal tenerla presente porque el tema es más importante de lo que nos creemos si pensamos en cómo necesitamos que sea nuestra casa.











¡Qué estilo tan peculiar!