Tengo verdadera debilidad por las casas de campo, creo que lo he dicho muchas veces. El encanto que transmiten los muros de piedra y los suelos de barro a mi me llegan al alma. Las paredes encaladas, sus recovecos, los jardines o las cocinas… Me diréis que no tienen lo suyo. Lo que más me fascina es como cada vez son más los diseñadores que imponen en ellas una mezcla de estilos capaz de vincular lo que fue, con lo que es en este momento haciendo un recorrido por el tiempo. Las casas se rehabilitan, hablan del pasado pero dejan paso a los estilos decorativos que hoy en día tenemos entre manos. María Lladó es especialista en esto y lo refleja en sus trabajos. Aquí una reforma o rehabilitación de una casa con solera en la Ciudadela en la que se impone su estilo.
No falta el color ni las piezas recogidas de rastros o anticuarios con lo que le da sentido a la manera de decorar esta casa de Menorca. Si os fijáis, parece un paseo por el tiempo en el que encontramos objetos que seguro hemos conocido hace mucho tiempo y a los que ella les da otra vida; como el curioso caballo del recibidor.
Todo el mundo no tiene este atrevimiento, ni el arte de saber mezclar y componer de esta forma. Para muchos pueden ser trastos que sin embargo aquí se convierten en los protagonistas de la casa. Los detalles decorativos en conjunto con las paredes y suelos imperfectos son los que ofrecen un verdadero y singular paseo por el tiempo. Una vez más vais a ver el encanto de lo imperfecto, de lo asimétrico y del no aburrimiento. Me resulta una casa de verano especial, sin complejos y en la que aparentemente impera un «hago lo que me da la gana».
Wow, fantástica reforma!