El fin de semana pasado comentaba en Instagram lo felices que llegamos a ser con un simple zumo y una tostada los días que no tenemos que salir trabajar. Es posible que estos momentos los tengamos sobrevalorados pero es que si nos paramos a pensar, lo son todo en una casa. Levantarse un sábado y poder montar una buena mesa para desayunar sin prisas no tiene precio, por lo que es normal que nos guste hacerle fotos a esos momentos. Creo que son el reflejo de la felicidad en un instante. Tengo que confesar que felicidad la mía desde que he podido incluir en nuestros desayunos una Russell Hobbs.
Seguramente en más de una ocasión se os han ido los ojos detrás de una tostadora estilo años 50 ya sea por su diseño o por su color. Son preciosas y decorativamente hablando muy atractivas y esa es la causa de que muchos las tengamos incluidas en nuestra lista de deseos. A mi siempre me han encantado pero cuando vi el nuevo modelo que vais a ver encima de la mesa, me lo pensé dos veces. Además de que el diseño me resultó de lo más elegante, es realmente práctica por todas sus funciones aunque confieso que lo que más me gusta es ir viendo cómo se va dorando el pan. A través del cristal controlas el momento justo de sacar las tostadas cuando han llegado a ese punto doradito que nos gusta a cada uno.
Parece una tontería pero sentarse a la mesa para desayunar tranquilamente, hoy en día no debería ser un lujo. Tenemos que conseguir aunque sean los fines de semana porque entre semana es imposible, sacar tiempo para preparar esas tostadas y acompañarlas con un buen zumo o la fruta que sólo comemos por las mañanas cuando vamos a un hotel y nos la encontramos preparada. Un ratito de tertulia para comentar las penas y alegrías de la semana, pelar tranquilamente unos frutos secos y echarse unas risas en pijama, #Comparteelamor por la cocina. Al final va a ser que no tenemos sobrevalorados los desayunos de los fines de semana y por eso nos guste tanto hacerles fotos, en el fondo, es que nos hacen felices.