Y llegó abril, la primavera y se pasó esta semanita que nos ha regalado un día de fiesta. Todo viene y va, esto no se para ni por un momento y menos mal porque lo mejor es tener jaleo aunque los días caigan sin enterarnos. Sí que es cierto que cuando necesitamos «que se pare el tiempo» buscamos remansos de paz apartados de todo bullicio para reponer fuerzas. Lo mejor de todo es que todavía quedan lugares así, perfectos para alejarse de todo. Y para muestra hoy vais a ver un cottage en la playa que a muchos nos haría muy felices poder pasar unos días allí.
Siempre me han encantado este tipo de casas de madera, son comunes en Inglaterra y más típicos de la costa. Se encuentran en playas extensas en las que se ve uno aquí y otro allá a lo lejos. Vamos, una maravilla para despertarse con el graznido de las gaviotas, desayunar en el porche y pasear tranquilamente por la orilla de la playa. El verano pasado, entre los varios libros que compré para pasar las vacaciones, incluí «La gente feliz ríe y toma café». No sabía mucho de él pero fueron tres días, lo que me duró, que pasé en un cottage en Irlanda. Me entendéis ¿verdad? Es un libro ligero, de lectura rápida y con una historia muy bonita que os puede gustar. Ya que hablamos de cottage, ahí dejo eso.
En estas casas de playa se suelen encontrar muchos muebles y objetos vintage que por otra parte forman parte de su encanto. Los tejidos de lino, el cuero y la madera también se incluyen en este tipo de decoración tan informal y la vez tan hogareña y encantadora. A mí me resultan unas casa muy relajantes y encima si están cerca del mar, cuando hace buen tiempo puede ser un verdadero placer. Por ahora la visitamos virtualmente pero puede ser un destino a tener en cuenta para unas vacaciones. Os dejo hasta el lunes.
♥ Feliz Finde ♥