Hace unos meses, Marta contactó conmigo para que la ayudara a reformar su salón. Vive en un apartamento familiar en el centro de Guernica que como vais a ver se había quedado algo desfasado. Lo primero que me dijo es que necesitaba luz y cambiar el ambiente para que fuera con ella: una chica joven soltera y muy cosmopolita. Lo cierto es que no tenía un estilo definido, no sabía por dónde empezar pero poco a poco fui dándole forma al proyecto hasta que consiguió identificarse con lo que iba a ser el resultado de la reforma. Si hace unas semanas os dejaba por aquí mi última reforma integral, hoy quiero que veáis el antes y después del salón de Marta.
Siempre digo que detrás de un buen trabajo de diseño, hay un buen cliente. Ha sido un verdadero placer trabajar con ella. Se ha dejado asesorar en todo momento, mostrándose muy receptiva y participativa, un aspecto fundamental. Y para dejar constancia de este trabajo, no pueden faltar las fotografías. En esta ocasión no me ha podido acompañar mejor fotografía que la de Cristina Díaz. La conocí a través de las redes sociales, quedé seducida por su Instagram desde que lo vi y cada día me decía a mí misma que algún día trabajaría con ella. Los que no la conozcáis os invito a hacerlo porque sus reportajes familiares son todo sentimiento. Después de ésta breve presentación de las dos personas que me han acompañado en este trabajo, os presento el resultado del proyecto.
La mejor forma de poder apreciar el cambio es tener la oportunidad de ver cómo estaba antes de empezar a trabajar. El salón es amplio, con unos ventanales muy grandes y un suelo original de parquet, precioso. Había que quitar el gotelé, cambiar ventanas y dejar que el color blanco lo inundara todo. Marta se fue definiendo por la simplicidad del estilo nórdico por la sencillez de sus líneas y la frescura que le iba a dar a su salón, pero también tenía claro que el conjunto de muebles y complementos tendrían que aportar un resultado elegante.
Desde el principio me dijo que le encantaban los cuadros con mensajes. Hablando con ella pude apreciar rápidamente que es una chica muy viajera y femenina, amante de Nueva York y por eso no se podía quedar sin su cuadros con letras y mucho menos, sin esos colores y detalles con los que tanto se identificaba.
El salón tiene un rincón debajo de un ventanal perfecto para esa zona de trabajo con la que muchos sueñan. Ahora Marta ya tiene su escritorio para ponerse con el ordenador frente a la ventana, aunque a la que más le ha gustado es a su gatita que como podéis ver, tiene el don de la ubicuidad. No os podéis imaginar en todas las fotos que ha salido mientras Cristina Díaz realizaba el shooting.
El cambio es notable en todo el salón pero puede que en la zona del comedor se aprecie más aún. Las sillas tienen su historia. Marta se enamoró del diseño que vais a ver en las imágenes pero había que adaptarlas al estilo de su salón, porque tal cual no existen. Lo que hicimos fue seleccionar una tela con la que mi tapicero de confianza las dejó perfectas. Lo mismo ocurrió con las lámparas de techo, todo se personalizó para Marta. Para que el conjunto transmitiera calidez, en esta ocasión no pude contar con una alfombra mejor que ésta diseñada por Patricia Urquiola. Ahora os dejo con el resto de imágenes. A ver qué os gusta el resultado.
increible!!! me encanta la verdad!
felicidades por este gran trabajo.
Pues muchas gracias Carol.
Un besazo.
Vero, realmente un proyecto genial! Me encanta cada pequeño detalle. Impresionante! De verdad, mi enhorabuena porque ha quedado fenomenal!
Besote!
Coralia.
Gracias Coralia. Me alegra que os haya gustado tanto.
Un besazo.
La verdad es que el cambio ha sido muy grande, de un estilo clásico a uno nórdico, ganando mucha luz y alegría. Enhorabuena, tanto a los dueños como a la decoradora, Verónica. Muy chulo.
Y también el de tú salón. Ahora está irreconocible.
Un besazo!!!