Quedan unas jornadas para celebrar el día más romántico del año, según algunos. Con este matiz creo que ya se sabe que no soy muy de San Valentín. En cambio hoy, hoy vengo a hablaros de amor y flores. Llevaba un tiempo queriendo dejar por aquí dos de las películas de amor que más me han gustado de las últimas que he visto en cuanto a este género se refiere.
Lejos de los pasteles en los que todo sale bien y la pareja termina la película viviendo felices y comiendo perdices, que también me gustan todo hay que decirlo, existen las de amor profundo y verdadero. Ese que no se celebra porque lo diga cupido. Ese que te consigue remover el último milímetro de tu cuerpo, y ese que que te hace pensar y valorar de verdad lo que tenemos.
¿No os remueve más el corazón una sonrisa, una mirada cómplice o un susurro al oído que un perfume por San Valentín? Un detalle sincero, original y que se haya pensado únicamente para uno. ¡Eso sí es el regalo perfecto!
Sólo os he hablado en una ocasión de cine pero si llegasteis a ver el post, os daríais cuenta de que no era el más comercial precisamente. Ya adelanto, que saco el tema no porque quiera hacer de spoiler, ni mucho menos de crítica de cine, vengo a contaros por qué me han gustado estas dos películas de amor. Un amor que duele, un trabajo que te hace estar pendiente de la pantalla simplemente por su excelente fotografía o por las emociones que se van removiendo en ti y te dejan clavado en el asiento.
Seguramente que alguna de las dos la habéis visto. Estas primeras imágenes corresponden a «Loreak». Flores en eusquera. El título me llamó la atención pero lo que me enganchó de ella en los primeros minutos es que, ¿a qué mujer no le gustaría recibir flores todos las semanas? y si cuando le dices a tu marido: ¡gracias!, te dice que él no es. La cara de Nagore Aramburu lo dice todo.
A partir de aquí se ve como el amor vuelve al corazón de Ane. Ese amor que nos hace vibrar, que le da sentido a nuestras días y que es capaz de poner patas arriba hasta la vida más ordenada del planeta. Os aseguro que es capaz de remover el cuerpo y el alma, consigue que uno reflexione sobre lo que tiene y de lo que ha perdido. Ya os digo que además de ser una película de las románticas de verdad, ha sido nominada a dos premios Goya como mejor película y mejor música original. ¿No os ha entrado el gusanillo?
A mí me dicen que una película se titula «Amor», y vamos, como que tengo que verla sin falta. Otra historia lejos de ser una pareja joven, guapa y con dos vidas paralelas que se unen para siempre, todo lo contrario.
Una pareja de octogenarios, profesores de música clásica jubilados y residentes en un precioso apartamento parisino. Una profunda historia de amor y digo profunda porque sólo cada uno sabe lo que es capaz de hacer por amor. Con estas edades y estas circunstancias, todo es perfecto hasta que te toca decidir.
Si conocéis alguna otra película de su director, Michael Haneke, ya sabéis que a este guionista austriaco le gusta hacer cine oscuro y conmovedor. En este caso «Amor» se ha llevado dos Oscar a la mejor película de habla no inglesa, Palma de oro en el festival de Cannes, Globos de oro, etc. Y es que no es para menos.
He llegado a leer que es la historia de amor más auténtica del cine reciente. Todo es relativo pero lo que sí os digo es que lloré desconsoladamente. Desde aquí mi homenaje a Emmanuelle Riva, poetisa y protagonista que falleció hace menos de un mes pero nos deja un precioso trabajo.
Y sí, esto es un blog de decoración y todas esas cosas pero también es un poco de mí e igual que comparto otras muchas cosas, también me gusta contaros el cine que me gusta. En definitiva son todas las cosas que me mueven, me gustan y me hacen sentir.
¡Ya me contaréis!
Amor y flores
Las imágenes son fotogramas de las películas