Me han vuelto a la cabeza algunas notas de amor: aromas. Olores de siempre que nos acompañan día tras día y nos llenan cada momento de recuerdos. Hay olores tan especiales y particulares que la mayoría identificamos sin más. Algunos nos devuelven a la infancia, otros a ese lugar que fue tan especial para nosotros e incluso son capaces de hacer que las mariposas regresen a nuestra barriga.
El inconfundible olor del café por las mañanas. Levantarme y oler a café es sentirme en casa. Estamos juntos, no hay prisa, es el momento del despertar. Cuando estoy fuera de casa, me encanta el increíble aroma a café que se respira en las cafeterías de la ciudad. Lo encuentro cálido y me recuerda a esos momentos tan hogareños. Me hace sentir en casa sin estar en casa.
El poder de los aromas es inmenso. Tanto, que será el que te diga quién es tu madre al nacer. Reconocemos, recordamos, amamos, sentimos, lloramos, simplemente con una inspiración. Nos han enseñado tanto que sin apenas darnos cuenta nos guiamos por ellos en cada momento.
Los recuerdos que dejan los aromas se graban en nuestra memoria la primera vez, volverán mil veces más y siempre para hacernos sentir.
Es inconfundible el olor de un bizcocho recién hecho, pero inconfundible. Entrar en una casa que huela a que en el horno hay un bizcocho nos hace recordar de golpe. A mí se me viene a la cabeza una merienda con los abuelos en la mesa de la cocina en lo que hacía los deberes, o el desayuno que me espera un domingo al despertar.
Ellos saben lo que es tener carácter y personalidad. Los libros y sus olores. El olor de un libro nuevo no deja indiferente. ¿Quién no ha dejado volar las hojas pasando el pulgar por ellas para inspirar el olor de nuestro libro en lo que nos da el aire en la cara? Un gesto que se repite, nos acompaña y que no dejaremos de hacer nunca.
Con el otoño llegan las lluvias. A veces sabemos que ha empezado a llover a lo lejos simplemente porque nos llega el olor a tierra mojada. Después del calor del verano es un olor que se agradece. Evoca frescura, limpieza y renovación. Nos llega muy adentro. Es otro aroma lleno de recuerdos. Creo que a todos nos gusta inspirar cuando la tierra se ha mojado. Ese olor profundo, tan común y a la vez tan característico que siempre es bienvenido.
Me mueven las emociones. Soy tonta y me emociono con facilidad pero me gusta ser tonta y me gusta emocionarme, me hace sentir que estoy viva. Su olor. Me emociona, me hace recordar que cuando él no está, sigue aquí. Cuando me subo en el coche y al ponerme el cinturón huele a él. Cuando ha salido antes de que despierte y huele a él. Su olor me recuerda a cada momento lo que es para mí. Me acompaña, consuela, nos reímos con una copa de vino y me regala su amistad cada día.
No me he vuelto loca. Hay aromas tan importantes en mi día a día que dejarlos aquí es como si los hubiera guardado en una caja de esas en las que coleccionamos cosas desde que somos pequeños. Seguro que vosotros también algún aroma especial que siempre os recuerda algo especial.
Fantástico el poder de los aromas, y fantástico el tesoro de poderlos disfrutar y coleccionar?
Besos
La verdad es que si. Es un sentido tan importante.
Otro para ti. Muack!!!