Somos muchos los que perdemos los papeles cuando vemos que en una casa hay plantas bonitas. Admitamos a la gente que es capaz de cuidarlas y tenerlas siempre verdes o llenas de flores. Es algo de lo que todo el mundo no es capaz, sea por el motivo que sea. Yo lo he intentado mil veces pero con el tiempo y sin saber muy bien por qué, termino quedándome con la maceta vacía. Si tenemos la suerte de que alguien en casa sepa entenderlas y mantenerlas con vida, somos unos afortunados. El color verde de las plantas es mágico y genera unos ambientes frescos como no hay otra cosa igual.
Si hablamos del toque decorativo que aportan a las viviendas no podemos compararlo con nada más. Allí donde se coloque una buena planta, sobra todo lo demás. Es increíble su versatilidad. Da igual la zona de la casa que tengamos que decorar porque no necesitan mucho más que luz y una maceta bonita. La casa que vais a ver hoy está inundada por el color verde y cómo no, por las plantas. Es enorme, luminosa y tiene detalles en suelos y paredes que quitan el hipo pero el hecho de que cada estancia esté salpicada por el color verde, hace que sea particularmente especial.
Tiene detalles en su decoración que no os van a dejar indiferentes como el contraste que generan su muebles de diseño con otros vintage, o las paredes vestidas por un si fin de cuadros. Ya sabéis que apuesto por la mezcla de estilos, lo he dicho en un millar de ocasiones. Pues aquí tenemos otra propuesta exquisita de lo bueno que es este resultado cuando uno se decide por algo así. Sencillamente la casa de por sí es atractiva y se le podría dar la versión decorativa que quisiéramos, pero ya veréis lo bien que le sienta el color verde.