No hace falta que os lo diga yo porque seguro que ya os habéis dado cuenta. El color mostaza, se lleva. Aunque no paro de decir que el azul índigo me lleva loca una buena temporada, reconozco que el mostaza también me hace ojitos. No hace falta quitar a uno para poner a otro porque juntos hacen un tándem genial. En este apartamento barcelonés es el color de cabecera. Las paredes blancas quedaron atrás después de su reforma para darle la bienvenida al cálido color mostaza.
Una casa con toques de colores vivos siempre va a transmitirnos energía. Lo único a tener en cuenta para no agobiarnos es llevar cuidado en no cargarla en exceso. Una pared de ladrillo o con algún color vibrante, le puede dar mucha personalidad a cualquier estancia. En este caso el color se reparte a pinceladas por toda la casa. En el dormitorio y el salón el mostaza se impone y marca un juego muy atractivo con el resto de colores que han elegido. Ya sé que eso de tener una pared de ladrillo no es tan fácil pero hay que reconocer que es un tesoro que regalan este tipo de edificios antiguos de Barcelona.
Sobre el resto solo tengo que decir que el tipo de mobiliario y decoración elegida me encanta para una vivienda con unas dimensiones tan reducidas. Se tendrán que amoldar a los metros con los que cuentan pero por eso no han renunciado a llenarla de estilo. Aquí otro buen ejemplo de reforma en pisos pequeños en el que se ve como el espacio está aprovechado al milímetro. El resultado es que parece mucho más grande al quedar los espacios abiertos, más luminoso y se han permitido el lujo de darle ese punto tan hogareño. Me ha gustado mucho y por eso esta ha sido la elección del día. Espero que os guste y…
♥ Feliz Finde ♥