Hay casas que a simple vista presentan una apariencia seria y respetable en cuanto a su decoración se refiere. Casas que debido a su interiorismo no necesitan mucho aderezo porque ya son bonitas por sí solas. Esto es igual que lo que pasa con las personas, hay quien no necesita casi nada para estar bien guapa o guapo y es porque lleva la base de serie. En casa CH pasa algo así. Antes de nada quiero aclarar que el nombre de la vivienda, que yo sepa por lo que he podido averiguar, no tiene nada que ver con Carolina Herrera que fue lo primero que se me vino a la cabeza.
Es el nombre que le ha puesto la arquitecta Elisa Manelli a su trabajo. Una vivienda en un edificio modernista de principios del 1900 situada a los pies de las colinas que rodean Bolonia, Italia. En la reforma se han modificado las conexiones entre habitaciones. El color ha sido algo fundamental para delimitar y definir espacios, siempre en una gama de azules en diferentes intensidades que realzan el ocre de la cocina o el rojo pompeyano (como dice su creadora) del baño. Combinaciones de colores que permiten visualizar las diferentes perspectivas entre las estancias.
En una casa con semejante arquitectura no se podía dejar pasar por alto las características originales del edificio que al fin y al cabo es lo que la hace tan particular. Cuando en una casa con apenas decoración se consigue que transmita tanto, es que el trabajo está bien hecho. Cualquier elemento de más podría estropearlo todo. Cuando se reforma una vivienda así, hay que definir muy bien cualquier elemento sin sobrecargar. Una aliada de excepción es la iluminación que junto un buen planteamiento inicial, nos ayudará a conseguir cierta libertad decorativa que a la larga es fundamental.
Madre mía que belleza.
Me muero con una casa así ?