Confesiones de sofá

Cuando estaba preparando este post no pensaba ni por un momento que lo que iba a contar fuera esto. De pronto he visto el saloncito, el sofá, y el ambiente tan acogedor que me ha recordado a cuando estás con una amiga y empiezas como digo yo: con las confesiones de sofá. Ha sido a raíz de recibir un correo bien temprano en el que una chica muy amable me recordaba que a media mañana tengo un evento. Estaba al límite y hoy ha surgido ese punto de inflexión.

El año pasado terminó fuerte y siguiendo el curso, éste ha empezado igual y va in crescendo. Desde hace unos meses siento, no sé si será la necesidad pero se me ha pasado por la cabeza y por el corazón, que quizás debería quitarme cargas y no pasar por aquí a diario. Es una cosa que por otro lado no quiero ni pensar, creo que no puedo «abandonar» el blog. Realmente pasar con menos asiduidad no es un abandono pero siento que sí dejo de lado una parte de mí.

No sabéis la de cosas bonitas que encuentro, organizo y plasmo con todo el cariño aquí para todos vosotros. Si dejara de hacer eso, no le encontraría sentido a esa tarea de investigación que hago cada día y de la que no sé ni de dónde saco el tiempo. Echo de menos dejaros una receta, tengo un montón preparadas. También escribir sobre alguna ida de bola de esas que se me pasan por la cabeza y de las que hago esbozos en mi libreta dorada. Echo de menos todo esto y mucho más pero me temo que ahora estoy en una época en la que tengo que saber estar para todos y no es fácil.

Decir «no» es sano y responsable. Hay que saber priorizar y no sé si lo habré hecho bien o no, pero este año ya he tenido que cancelar mi asistencia a varios eventos en los que en otro momento ni me lo hubiera imaginado. Viajes, presentaciones, reuniones y algún que otro sarao que ya os iré enseñando a los que no puedo decir que no. Hay que saber dónde se mete uno en cada momento.

Por ahora no sé si dejaré de pasar por aquí a diario, lo dudo, pero seguiré arañando minutos a cada día para hacer todo esto que tanto me gusta y me consta que a vosotros también. Aunque a veces parece que hable sola, sé que estáis ahí, que pasáis por aquí a diario y no puedo cerrar las puertas de mi casa así como así. En fin, que hoy era el día en el que tenía que contaros todo esto que llevo pensando y que no sé por dónde saldrá. Seguramente se quedará en eso, en confesiones de sofá que no van a ninguna parte, y nosotros nos seguiremos encontrando aquí cada día.

Gracias por venir.

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