En estas fechas y con estas tormentas de verano me encanta ver casas frescas y luminosas. Somos muchos los amantes del blanco y de los espacios limpios pero no por ello tenemos que renunciar al diseño o a un estilo determinado, ni tenemos que recurrir al más puro estilo nórdico. Esa simpicidad se puede encontrar en las líneas de los muebles, sus acabados, los tonos empleados en el conjunto del espacio o en la iluminación. Se puede jugar con tantas cosas que nos podemos volver locos. Esto que os digo lo podéis ver en la vivienda que tenéis hoy aquí. Es cómoda y sofisticada porque no le faltan toques de calidez al mismo tiempo que se juega con el diseño de otros elementos.
Tiene una mezcla muy sútil entre el estilo bohemio y chic. El color lo ponen los estampados de los cojines o las alfombras que se mezclan con los tejidos blancos y atemporales. Por otra parte tiene rincones desenfadados con detalles personales que seguro dicen mucho de los habitantes de la casa. Son toques divertidos pero no por ello le restan elegancia a todo el conjunto. Una selección de mobiliario sin excesos pero con mucho, mucho estilo.
No hace falta recargar las estancias ni de muebles, ni de objetos decorativos de este modo resaltará cualquier elemento al que queramos darle cierto protagonismo. Una buena selección es suficiente si cubre nuestras necesidades y el resultado serán espacios limpios, con la sensación de amplitud que siempre estamos buscando. En estos casos, nuestros muebles favoritos resaltarán en toda casa y estaremos aportando nuestro toque personal. Será nuestro reflejo sin más. Si os gusta un tipo de decoración así, podréis invertir en determinadas piezas de diseño ya que en muchos casos llenan los ambientes por sí solas.